APOSTANDO CON LA VIDA (36 DIAS DE CONFINAMIENTO)

Apostando con la vida (36 días de confinamiento).

Como es la vida ¿verdad?, llena de sorpresas, desventuras, impredecibles, imposibles.

Recuerdo que hace años, cuando apenas la conocía, me atreví a desafiarle y le aposté todo al futuro. Al tiempo, perdí, aunque me quedó la esperanza, así que seguí apostándole al futuro mis afanes, pues por entonces no le tenía miedo a mis emociones.

Ni sé cuantas veces perdí, ni cuantas estuve dispuesta a creer en la certeza de mis anhelos, pero lo que si sé es que en casi todas esas veces me hundí en la lástima y el desencanto por no alcanzar lo planeado. 

Tantas veces repetí ese camino que el dolor y la frustración se hicieron mis compañeros y con ellos, caí en cientos de abismos sin dejar de seguir buscándole las vueltas a la Vida. Ya se sabe, cada cual se busca las alegrías o las ruinas como puede. 

Y lo cierto es que no conseguía entender a la Vida así que decidí rendirme, al menos un rato cada día, y empecé a escuchar una voz que me susurraba sin palabras, y resultó ser una voz amiga y aliada, resultó ser la voz de la misma Vida. 

Y fue la Vida la que me dijo, que si quería apostar lo hiciera, pero no a los inciertos del futuro sino al presente que ella me regalaba en los instantes. 

Y yo me quedé pensando y me atreví a contestarle : ¿Y si el presente no me gusta? 

Y la Vida sonrió, con la templanza de un maestro que ha repetido cientos de veces la misma lección. 

Y es que la vida nos ama tanto que nos enseña con paciencia inusitada que lo único que tenemos que hacer es despertar, pero yo no sabía lo que era ¨despertar¨.

Pero un día descubrí que cada situación en la que me ponía la vida era una porción de la respuesta a mis anhelos y que de alguna forma había sido pedida por mi alma para hacerme crecer, porque para abrazar mis sueños y plegarias debía alcanzar el tamaño necesario.

Y es que la vida viene con nuestro nombre en ella para llamarnos a la acción, y hay que estar dispuestos a apostar, a poner todas las cartas sobre la mesa y entrar en esa conversación que nos propone, para encontrarnos con la emoción que nos regala cada «Instante¨ .

Esa y no otra, es la única manera de dejar que todo a nuestro alrededor cambie, se desmorone o se pierda, sin que ello nos aparte de nuestro centro, porque no se trata de descifrar los precipicios en que nos pone la Vida sino de confiar, para rendirnos a ella aunque sea un ratito cada día, y dejarnos mover, aún cuando sea poco a poco, para ser MÁS GRANDES cada vez. 

Y es por eso que Pema Chödrön nos sugiere que, a todo lo que nos traiga la Vida le digamos: 

«Estoy de acuerdo, estoy de acuerdo!”

 Y en este encierro en que me encuentro, en el que el mundo me ha ganado la partida, no voy a ofrecer el mazo al futuro como lo hice hace tanto y hace tan poco sino que en su lugar, me he sentado con la Vida y le extendido mi baraja descubriendole mis certezas, mis ambiciones, mis desamparos, mis angustias y algunos miedos, para jugar con ella esta partida al todo o a nada, pero sabiendo que sea lo que sea lo que ocurra “estaré de acuerdo, estaré de acuerdo”,  porque sé que la Vida siempre tiene la mejor jugada y, si le dejo, me va llevará infaliblemente hacia mi propia perfección. 

Hasta entonces, seguiré “en casa”, a la espera de que la Vida me dé más datos, o más cartas…, y se levante el «Estado de Alarma». (Covid-19. Confinamiento).

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal