Elegir el camino de menor resistencia…

 

Elegir el «Camino de menor resistencia», lo aprendí de mi gran maestra y amiga, Margie Mazzone, con la que compartí viajes, confidencias, muchas risas y grandes momentos de sabiduría. Ella me introdujo a gran cantidad de maestros, entre ellos a Eckhart Tolle o Marianne Williamson, y ella me enseñó que la clave para vivir era no resistirse a la vida. Intentar vivir así es mi tributo diario a ella. 


Nos resistimos a la vida a través de la actividad que realiza nuestra mente. En su libro Liberación del Alma, Michael Singer, nos recuerda que le hemos encargado a la mente una misión imposible, como es adaptar la vida a nuestras expectativas y que, cuando nos resistimos a la vida, porque ésta no se adapta a  nuestros planes, en realidad no nos estamos resistiendo al evento en sí, porque este sucede sin nuestra intervención, sino más bien a que la esa experiencia pase a través de nuestra psique y, con ella,  las emociones que derivan de nuestra interpretación de esa experiencia. 

Y es que nos apegamos continuamente a las cosas (desde el sabor de las lentejas de nuestras  madres, o del café de nuestros bares favoritos, hasta las marcas que usamos para asearnos, cuidarnos, vestirnos…), a las personas (amantes, parejas, amigos, maestros, dentistas….), a la forma de vivir….(rutinas…)

Y cuando las cosas, personas, formas de vivir cambian, nos alteramos y mucho, perdiendo la serenidad y dejamos de ser felices.

Y es que, como explica Anthony De Mello, podemos elegir vivir experimentando ese apego que hemos creado y seguir reforzándolo, o simplemente ser felices. 

Y es que el apego a algo hace que tu mente esté en continua resistencia y lucha,  y no puedes tener apegos y felicidad a la vez, si tu mente lucha, no vas a experimentar felicidad alguna porque en el momento en que te apegas a algo, te puedes empezar a olvidar de vivir de forma  alegre, despreocupada y serena. Y si no lo crees, compruébalo con tus propios apegos. 

Los apegos no son reales, brotan de lo que nuestras creencias (que conviene cuestionarlas… ) nos dicen, o de lo que nuestra cultura nos ha impuesto y hemos aceptado como cierto. 

Conviene pues pararse un ratito y observar qué estamos haciendo con nuestras vidas. El Bhagavad Gita enseña a elevar la perspectiva para ver mejor, porque cuando elevas la perspectiva, las cosas empiezan a nivelarse, y te das cuenta de que tu vida en mucho más grande que las pequeñas cosas o circunstancias a la que te has apegado, y te das cuenta de todo el poder que le has dado sobre ti. 

Entonces, cuando nos damos realmente cuenta de este mecanismo, nuestras mentes dejan de luchar, porque dejan de resistirse a la realidad, y el resultado es que nuestras mentes se calman, y entonces, nuestra mente sutil o naturaleza esencial brilla, Y eso es la felicidad, o el contento a que se refieren Los Yogas sufras.

La felicidad es siempre la misma, no deriva de las cosas, personas o formas de vida a las que estamos apegados, es una experiencia interior que sólo podemos percibir cuando la mente se calma. 

Por eso lo de elegir el camino de menor resistencia. 

Un truco que me aprendí de un maestro: 

Preguntarse 

¿Hay algo en las circunstancias de mi vida que me impida estar en paz , salvo mi resistencia a ellas?

Gracias Margie Mazzone, amiga, siempre en mi corazón

Hasta la Próxima, 

Lourdes Vidal