DEJAR IR…

Esa imposibilidad de dejar ir…

Cuando dices o lees que debes desapegarte o, lo que es lo mismo, dejar ir, las personas y las cosas, mi pregunta es  ¿cómo lo haces?

Porque desapegarse de las cosas, o dejarlas ir es algo imposible de realizar cuando lo intentamos hacer por voluntad propia.

Los Yogas Sutras de Patanjali hablan de práctica y desapego como dos requisitos necesarios para ser más consciente en nuestras vidas por un lado y profundizar en nuestro ser por otro. Es algo como decir, nunca te rindas en tu empeño y al mismo tiempo, deja ir.

Lo cierto es que el camino espiritual surge del anhelo de ser más conscientes, de percibir más allá de lo que nos dice la voz de nuestra cabeza o, como decía Jesús,  de “…ser plenamente humanos”.  Pero nuestros sentidos y nuestra voluntad son demasiado ruidosos,  de tacto grosero o poco sutiles y con ellos es imposible captar la profundidad de nuestro Ser, por lo que es necesaria una práctica perseverante, como requisito esencial del avance espiritual que es, a mi entender, a lo que parece referirse el verso 12 del capítulo 2 de Los Yogas Sutras de Patanjali y todo el capítulo XII del Bhagavad Gita.

Esa práctica constante, que requiere un gran esfuerzo de “atención”, tanto en el silencio de nuestras sentadas (si meditar es nuestra técnica de presencia), como en la cotidianidad de nuestras vidas (al andar, comer, beber, escuchar…),  es la que nos lleva a la serenidad y a la calma necesarias para conectar.

El desapego viene entonces de ese intenso estado de presencia, porque empezamos a dejar de buscarnos en las cosas o personas a las que estamos apegados. Mientras nos dominen las emociones, como el miedo, los celos, la miseria, la ira … no estamos en las mejoras condiciones de soltar o desapegarnos, imposible hacerlo en tal estado de inconsciencia, resulta hasta molesto que nos lo aconsejen, ni siquiera en el supuesto de que seamos las personas con más fuerza de voluntad de mundo, lo conseguiremos. El Maestro Eckhart lo dijo “…ello no tiene nada que ver con un acto de la voluntad, pues con la voluntad no podemos dejar nada”.

Tampoco desapego significa apartarnos de las cosas o de las personas, o dejar de tener sueños o deseos, por el contrario, un estado de desapego le da un SÍ enorme a la plenitud de la vida y nos acerca a los hombres y al mundo sin condiciones y sin nuestras propias historias mentales, dejando que todo sea tal cual es y yendo más allá de las historias que crean nuestras mentes, directos al alma de las personas, nos  lleva de regreso a la vida, con todos sus retos y apuestas porque nos sabemos más grandes y podemos afrontarlos con la fuerza que proviene de nuestra PRESENCIA.

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal