KARMA

KARMA:

Hay ciclos de éxitos y ciclos de fracaso, así es la vida, momentos en los que todo te llega a ti sin casi esfuerzo, y momentos en los que el fracaso te asalta, haciendo que las cosas se rompan o te abandonen y nosotros debemos dejarlas ir, con el desapego del que sabe que somos más grandes que cualquier situación y que sólo “soltar” hará que surja lo nuevo. Eso es vivir.

Pero es difícil “dejar ir” si nos apegamos a los éxitos como si quisiéramos hacer de ellos nuestra identidad eterna. Porque el mayor éxito es vivir la vida abrazándolo todo,  enfrentándolo todo y dejando que todo ocurra, al fin y al cabo ¿cómo saber cuáles son los planes que la Vida tiene para nosotros?.

El fracaso viene de vivir desde el ego y juzgar desde el ego. Y es que sufrimos tanto… Pero lo cierto es que tenemos que fracasar con contundencia y sufrir para entrar en nuestra dimensión esencial, y la clave está en no usar los éxitos en beneficio de nuestra identidad -porque quienes somos no se determina por factores externos- y en permitir los fracasos como meras situaciones de vida que conviene abrazar sin resistirse y observar con la curiosidad del estudiante que quiere aprender.

Porque cuando juzgamos exitosa una situación tendemos a apegarnos a ella y a hacerla parte de quienes somos, pero se nos olvida que todo lo que llega se va, y que lo que hoy es bueno mañana posiblemente sea malo y te haga muy muy infeliz. Y lo cómico de todo esto es que la vida nos lo repite una y otra vez con la esperanza de que aprendamos, pero si no estamos atentos, si no ampliamos la consciencia no es posible atender  a las enseñanzas de la Vida .

Y los ciclos se repiten y  experimentamos las mismas cosas en determinados ámbitos de nuestras vidas, y subimos y caemos y nos resistimos, y sufrimos y nos  preguntamos por qué nos pasa siempre lo mismo a nosotros: mismo tipo de pareja, mismo tipo de jefe, de amistades…, los Yoguis le llaman KARMA, aunque para entenderlo mejor hoy día, a mí me gusta más llamarlo patrones mentales o  redes neuronales que nos secuestran, llevándonos a reaccionar de la misma manera ante situaciones similares lanzándonos a las mismas experiencias una y otra vez.

Y lo más increíble de todo es que, como enseña Eckhart Tolle, cuando sueltas el control y fluyes al ritmo de la vida, sin hacer depender tu felicidad de esas situaciones, cosas o personas que se han ido, la vida fluye con tranquilidad, y esas mismas cosas, situaciones o  personas que creías necesitar para ser feliz, llegan a ti sin esfuerzo ni lucha y eres absolutamente libre de disfrutarlas y apreciarlas mientras duren, porque cuando desaparece tu dependencia desaparece tu miedo a la pérdida.

Una vez más, la clave es la CONSCIENCIA.

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal