UN MILAGRO

Nuestras vidas están hechas de historias, historias que contamos e historias que nos contamos.

Historias de luchas para conseguir sueños, que una vez conseguidos eran mejor cuando se soñaban; historias de supervivencia, para levantarnos de nuevo y seguir creciendo; historias  de amor, de risas, de asombros, de inesperados, de logros, de encuentros y de pérdidas, historias todas ellas ciertas, pero realmente falsas; historias que no son verdad, pero que nos llevan, sin excepción, a la Verdad. 

De entre ellas, las historias de dolor, son las más directas, porque el dolor te lleva hacia dentro, y es ahí donde la Verdad habita. 

Por ello, cuando me asomo a alguien, intento con todo mi corazón, no ver solo algunas de las historias que esa persona carga o las historias que yo le añado, sino que me esfuerzo en mirar el conjunto total de sus historias, o lo que es lo mismo, intento ver a la persona en su integridad, porque más a allá de las apariencias, más allá de nuestros juicios y prejuicios, está la Verdad y, si te quedas en las apariencias, como decía el Padre Navarrete, habrás perdido tu vida entera. 

Cuando olvidas las historias , tuyas y del otro, ves el Alma y ese es el milagro, tu cambio de perspectiva. 

Fue Sarada Devi, la Madre Sagrada, quien dijo:

“Te diré una cosa, si quieres paz mental, no critiques a los demás.

Más bien ve tus propias faltas.

Aprende a hacer tuyo el mundo entero.

Nadie es un extraño, hijo mÍo;

Éste mundo entero es tuyo”.

Todo el mundo lo hacemos  lo mejor que podemos en función de lo  que sabemos , de nuestras historias, de nuestro nivel de consciencia y las herramientas de que disponemos.  Para algunos de nosotros la vida es más fácil que para otros y, en consecuencia, es nuestra responsabilidad, como seres humanos, la compasión, la empatía y la amabilidad hacia aquellos que no tienen las mismas oportunidades que nosotros. Eso nos hace hombres grandes y verdaderos seres humanos.

Dice la Biblia que Jesús nos llama a ser “plenamente humanos”, y ser “plenamente humanos” implica presencia para elevar el nivel de consciencia y ver más allá de las historias de cada uno y de las historias que les ponemos nosotros, y cuando hacemos eso, vemos el alma desde el alma.

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal