Yoga Sevilla

Meditar

By Oyoga
In julio 24, 2014
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La meditación es un estado de alerta que entrena la mente para conseguir, de forma progresiva, un estado interior de calma, serenidad, paz, alegría y desapego.

Meditar te prepara para controlar los arrebatos de estrés, de enfado, de odio, de envidia, los deseos desatados, los miedos,… liberándote de las emociones creadas y engrandecidas por ti mismo, que provocan sufrimiento.

Unos minutos de meditación al día, dedicados a aquietar la mente, te ayudarán a manejar estas situaciones y a reconocer las muchísimas opciones que ofrece cada momento, para poder elegir manteniendo un estado de calma y paz.  Meditar no es reflexionar sobre algo concreto, ni dejar la mente en blanco. Se trata de concentrar la mente en algo para disminuir la velocidad de los pensamientos. Conviene estar alerta al dialogo interno que forman nuestros pensamientos, sin cooperar o luchar con ninguno de ellos, simplemente dejarlos pasar, para liberarse de ellos y no ser arrastrado por su caos.

La meditación desarrolla cualidades como la atención y la concentración, la serenidad y la felicidad. Se ha demostrado que disminuye los niveles de stress y aumenta la claridad mental, otorga perspectiva a los problemas,  cura la ansiedad y alarga la vida. Estudios tratan la meditación como la mejor herramienta para eliminar el estrés.

Practica de la meditación

Dedicar al menos 20 o 30 minutos al día a meditar será muy beneficioso para ti.  Al levantarte por la mañana, en un descanso en el trabajo, por la tarde o antes de dormir. Sentarte en calma, concentrarte en la respiración, cerrar los ojos y descansar tu mente.  Sin teléfonos, sin preocupaciones, en paz, conectando con tu interior, con tu esencia.

Siéntate con la espalda recta. En el suelo o en una silla. Si lo haces en el suelo, cruza las piernas y procura que tus caderas estén más altas que tus rodillas. Las manos colócalas en las piernas, como quieras, pero de forma simétrica. Encuentra comodidad en la postura. Cierra los ojos. Toma unas pocas inspiraciones profundas y espira lentamente. Observa tu respiración. El aire entrando y saliendo de tu cuerpo. Empieza haciendo más profundas las inspiraciones y luego espira lentamente.

Toma conciencia de cómo tu cuerpo y tu mente empiezan a relajarse durante las espiraciones. Intenta distanciar suavemente la inspiración de la espiración, y concéntrate en los momentos de retención con pulmones llenos, y de retención con pulmones vacíos, donde los yogis explican que no hay pensamientos. Poco a poco deja que tu respiración vuelva al ritmo normal. Limítate entonces a observarla, sin manipularla. Simplemente obsérvala.

Intenta ahora notar la diferente temperatura del aire que entra por su nariz, con el aire que sale. Concéntrate en la parte superior del labio. En las sensaciones que produce el aire en los orificios de la nariz. Siente como tu abdomen se expande con la inspiración, y como se contrae suavemente con la espiración. Recuerda no manipular la respiración sólo observarla. Si tu mente se distrae, vuélvela lentamente a la respiración.

Hazlo una y otra vez, y cada vez que tu mente se distraiga, tráela de nuevo a la respiración, con paciencia, con compasión. Que la mente se distraiga es normal, no te alteres por ello. Desde ahí, conviértete en testigo de tus pensamientos. Obsérvalos y déjalos pasar, uno tras otro. No luches contra ellos, pero tampoco cooperes con ellos.

Déjalos pasar como si fueran nubes empujadas por el viento. Y suelta tu mente, ve penetrando dentro de tu propio SER, escuchando tu silencio interior, tu YO (con mayúsculas). Y permanece atento y relajado, alerta y calmado. Tomando conciencia de tu presencia aquí y ahora, de tu “Verdadera Realidad” de tu “Verdadero YO”. Tú no eres tu mente, eres mucho más, encuentra y conecta con tu verdadero YO.

Meditación durante la jornada

Si consideras 20 o 30 minutos demasiado tiempo para ti, no importa, puedes intentar meditar sólo durante 5 minutos varias veces al día, cada vez que quieras: cuando te sientas estresado, notes ansiedad, fatiga mental, estés enfadado, cuando no puedas dormir o cuando necesites inspiración.

Permítete no estar disponible durante cinco minutos, alomejor menos. Siéntate con la espalda recta, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Si tu mente se dispersa vuélvela a traer a la respiración, sin enfadarte, con paciencia.

Cuando abras los ojos parate un momento, y toma de nuevo conciencia de tu presencia aquí y ahora, y observa la calma de tu mente. Mira a tu alrededor e intenta asimilar esa sensación de ver las cosas desde esa calma mental que ahora tienes.

Haz esta meditación cada vez que quieras. Entre clientes. Entre clases. En un taxi. En la cola del supermercado. En una conferencia aburrida. En una escapada al baño en cualquier acontecimiento público. Elije tus momentos y ve entrenando tu mente y creando un modelo de conducta mental diferente, basado en la conciencia, en la calma y en la serenidad.

Con el tiempo, empezarás a alargar esos minutos de intensa conciencia. Además, con la práctica serás más productivo y creativo. Físicamente tus tejidos se rejuvenecerán, tu tensión arterial bajará, tu sistema inmunitario se reforzará y serás capaz de controlar el estrés.

A la pregunta de qué había ganado con la meditación, Buda respondió que “nada”, no obstante, añadió: “Sin embargo, he perdido la ira, la ansiedad, la depresión, la inseguridad y el miedo a la vejez y la muerte”. 

Hasta la próxima,

Lourdes.

 

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