Suelta, porque no tienes el control
Vivimos en nuestras expectativas e ilusiones. La ilusión es esperar que algo pase, pero eso hay que eliminarlo porque te hace sufrir. Sufrimos porque pensamos que las cosas deberían ser como pensamos, porque buscamos la seguridad de unos resultados esperados.
Pero la vida no trata de eso, la vida trata de arriesgarse, de sentir y de aceptar, la vida es una magnífica aventura que hay que experimentar sin aferrarse a la seguridad. Se trata vivir sin expectativas, sin aferrarte a resultados, aceptando el riesgo, soltando, asumiendo lo que la vida nos traiga.
No se trata de deshacerte de tus sueños, se trata de rendirte a la realidad de que no tienes el control. Los sueños hay que conservarlos, y trabajar por ellos, perseguirlos, pero no puedes aferrarte a un resultado.
No hay que esperar nada, porque cuando empiezas a crear expectativas limitas tu futuro y no permites que la vida se exprese en todo su esplendor. Como dice Pablo Dórs, cuando empiezas a juzgar los resultados la magia de la vida se pierde. Hay que soltar el control, hay que deshacerse del apego a los logros.
Querer tener el control nos impide la paz. El control es una ilusión que nunca te devuelve lo que pretendes. No estamos aquí para controlar nada, sino para vivir. Se trata de aceptar el fluir de la vida y permitir que ésta nos lleve donde quiera, porque además, si aceptas y te dejas llevar siempre sucede lo mejor que puede pasar y, si te resistes la vida te destruye, porque la vida es más sabia que tu y porque la vida nunca se equivoca.
Por eso suelta, entrégate, confía sin resistirte, …deja la vida en paz.
Aceptar sin resistirse, soltar, fluir… de eso se trata vivir, porque si no te aferras a tus expectativas, la vida puede ser una gran aventura que vale la pena gozar y, al fin y al cabo, no hace falta controlar las cosas para que ocurran si es que tienen que ocurrir.
Hasta la próxima,
Lourdes Vidal