La incomodidad de vivir

La incomodidad de vivir

La incomodidad de vivir

Cuando escucho a la gente hablar de lo que incomoda la vida, intento observarme para evitar hacer lo mismo con mi vida. Por ejemplo, tengo una amiga que se ha quedado embarazada con 47 años, y los amigos comunes comentan algo como: “…qué locura, porque con esa edad es cansadísimo criar a un hijo, y que ya con la vida resuelta otra vez empezar……”. Otro amigo, ha comenzado una relación con una persona  que tiene tres niños pequeños a los que educa sola, y él se queja de que “…es muy pesado lo de los niños, porque sería mejor y más cómodo sin esas responsabilidades….”. O cuando la queja viene a consecuencia de ese familiar enfermo que nos roba el tiempo libre…

Y entonces me detengo para observar todas estas situaciones y pienso, que si la vida consiste en buscar la comodidad y la seguridad, y solo es buena si se cumplen mis expectativas y lo que espero de ella, entonces es que me estoy equivocando en el proceso y estoy desperdiciando lo que la vida me regala.

Creo que la esencia de la vida está en su inseguridad e incomodidad y que para llegar a ella hay que abrirse a lo que llegue para abrazarlo con la intensidad del que no tiene juicio. Vivir es abrirse a la incomodidad de parir hijos, de cuidar a nuestros mayores, de ayudar al que puede menos que tú y de enseñar a los que crecen a nuestro lado. Vivir es ir sanando y  evolucionando, porque las incomodidades y sinsabores que has experimentado te han ido abriendo para dejar al descubierto la compasión que mora en tu alma.

La “seguridad” y “comodidad” son conceptos culturales aprendidos que limitan la perspectiva de nuestras vidas. En las zonas interiores de Guatemala, se vive en cabañas sin muebles, ni camas, y sin agua, y hay que caminar horas diariamente para llenar los recipientes para beber y lavarse, y en occidente tenemos agua, y caliente, a raudales con sólo abrir un grifo, y cabe preguntarse si la rutina de la recogida de agua diaria de estas personas es definida por ellos como incómoda, teniendo en cuenta que sólo conocen esa forma de vida.

La vida nos va llevando a diferentes paradas, y hay que mirar ansiosos a lo que nos ofrece, con el corazón abierto de los niños, la mente vacía del principiante y el espíritu del que vive algo nuevo, porque si vamos mirando con la mente llena de pasado, la perspectiva de lo que vemos nos impedirá abrazar la esencia de lo importante. Solo si vamos más allá de nuestras expectativas y de lo que esperamos de la vida, ésta nos inundará, nos sorprenderá y valdrá la pena. Pero si encorsetamos nuestras vivencias en las experiencias aprendidas en el pasado, nos estaremos perdiendo la posibilidad de vibrar en las oportunidades que se nos van ofreciendo, e iremos muriendo poco a poco en mediocridad de lo que, a juicio de nuestra mente, es lo cómodo y lo seguro.

Y la vida ni es cómoda ni segura, la vida ni se piensa ni se juzga, ni se posee ni se controla, la vida se nos da para ser experimentada con toda la pasión que te permita tu presencia, y no para sentarse en el sofá por las tardes observando lo ordenado que está el salón mientras la estrechez de nuestra mente nos oscurece el alma. La vida nunca es como la esperamos o la hemos planeado, porque si así fuera, sería tan limitada como nuestra mente, donde sólo existen las experiencias de nuestro pasado.

Conviene por tanto preguntarse si estamos viviendo, o si estamos planeando y esperando una vida de acuerdo con nuestros juicios y, por tanto, impidiéndonos la sorpresa, lo extraordinario y lo imprevisible.

La vida nunca avisa de cuando o a quién nos va a poner en nuestro camino solicitando nuestro amor, generosidad y compasión, y si no estamos dispuestos a abrir nuestro corazón y a vivir la suerte de “incomodidad” que se nos presenta, porque nuestro ego y nuestro egoísmo nos dirigen, entonces, estaremos dándole la espalda a la vida, y quien sabe si quien hoy nos resulta “incómodo” no será nuestro futuro salvador, o nuestro mejor maestro.

De lo que se trata por tanto, es de acoger las incomodidades con agradecimiento exagerado y prestando atención, porque toda “incomodidad” nos empujarán a la sanación y a elevar nuestra conciencia, para convertirnos en mejores personas, y eso, es vivir.

Y lo cierto es, que si miramos atrás, nos sorprenderemos al descubrir que los mejores momentos que nos trajo la vida fueron aquellos en los que tomamos la simple decisión de abrazar lo incómodo y lo inseguro.

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal

OYOGA SEVILLA
Centro Integral de Yoga
Sitio Web: http://oyoga.eu
Tienda:    http://shop.oyoga.eu

@ Lourdes Vidal 2105

One comment on “La incomodidad de vivir

  1. test1 1 marzo, 2018 04:49

    Exactly where might I get a hold of this page layout?

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