2020 todo un VIAJE

Paradójicamente 2020 me ha llenado de viajes, viajes exteriores pero también de alucinantes viajes interiores. 


Ha sido interesante como se han desplegado para mi estos 365 días que me llevaron a conocer tantos lugares, tanta gente y, tanto a mi misma. 


El 31 de diciembre de 2019, cogí un avión rumbo al Pacífico, para recorrer lugares desconocidos y ver lo que me ofrecía el mundo para, increíblemente, volverme hacia dentro.  


Viajar solo te permite la soledad de la que habla Erick Rolf, esa que te conecta contigo mismo. 

Durante mis meses de viaje y, el confinamiento que me empujó a volver a casa (en más de un sentido),  llevé conmigo el poema de Hasif que dice: 

"No te rindas a tu soledad tan pronto, deja que te lleve un poco más profundo, hacia tu divinidad".


Los meses posteriores al confinamiento se llenaron de amigos, playas, risas, lecturas diferentes, pero también muchos silencios matutinos intentando encontrar los que llevo años buscando. Aquellos días, también busqué los maestros que pensé que necesitaba.


Los últimos meses, algo me obstaculiza el camino y me desvía a una dirección diferente, por lo que ahora, tengo menos seguridad y millones de dudas sobre «mi conocimiento intelectual» de lo que es la Verdad y cómo llegar a ella, será por eso, porque es sólo intelectual. Sin embargo, estoy contenta de sentir el camino, donde mis silencios son cada vez más frecuentes y mi práctica se afianza a mejor, hablo de mi práctica de meditación y de ejercitar la presencia en mi vida. 


El caos, los cambios, el miedo a perder la falsa seguridad de mi vida, me han hecho entender que el verdadero significado de la «rendición» de la que habla Michael Singer, o «aceptación» como le llama Eckhart Tolle, ocurre en el milagroso momento presente, nada más, no hay futuro para la aceptación porque el futuro son sólo las historias de la mente, y ¿qué idiota querría aceptar esas mentiras como su vida próxima? 


La vida corre veloz y a algunos se les acaba en medio de las «prevenciones» para pasarla . A mi ya eso no me pasará porque he empezado a usar el tiempo para infundirle el significado más profundo a mi vida y eso, me hace sentir muy viva. 


En 2021 me acompañarán, además del poema de Hasif, las reflexiones de Aristóteles y de aquel maestro Zen del que no sé su nombre: 

«El hombre sabio nunca tiene prisa»

«Ve deprisa lentamente»

Y también, los maestros que encontré en el 2020, en el empeño, no de encontrarlos, sino de intentar ser un buen estudiante.


Os deseo un 2021 a todos.

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal