Hoy pienso en el poema de Mary Oliver que dice:
“Cuando estoy entre los árboles…
emiten tales indicios de alegría
que podría decir que casi me salvan a diario.
Estoy tan lejos de mí misma,
de ese lugar en el que tengo
bondad y discernimiento,
que nunca se apresura por el mundo
sino que camina despacio
y se inclina a menudo.
A mi alrededor los árboles
se agitan en sus hojas y
gritan:
«Quédate un rato».
La luz fluye de sus ramas.
Y vuelven a gritar:
«Es sencillo”…
“Y tu también has venido
al mundo para hacer esto,
para ir con calma,
para ser llenado con luz
y brillar “.
Y yo me pregunto, ¿Será que buscar lo fácil en este mundo me lo hace más difícil?
Y con «buscar lo fácil» me refiero a buscar la seguridad y el confort que el mundo externo promete . Y no es que esto sea malo, el problema es que me olvido de ese lugar en mi misma, del que habla Mary Oliver en su poema, y pongo mi fe en la seguridad, confort y conveniencia del mundo externo para que mi vida sea exitosa y eso, me sube a la prisa y me llena la vida de ansiedad y miedo, ante la posibilidad de perder esas cosas o de no tenerlas nunca.
Pero el flujo de la Vida, el flujo de lo Divino, el flujo del Espíritu no tiene que ver con eso, porque el flujo de la vida es lo que Yo soy, y cuando estoy en ese flujo todo se vuelve fácil, confortable y se llena de gozo. Y ese flujo es ese Yo de Mary Oliver, que está en el Momento Presente. Y no es que las situaciones de la vida cambien cuando estás en él, es que encuentro una paz que trasciende la comprensión del mundo. Jesús habla de ello cuando dice “ Bebe de mi y nunca más estarás sediento”, o lo que es lo mismo, encuentra confort en mi, “confort interno”, y nunca estarás cansado.
Un Curso de Milagros habla del Instante Sagrado, como ese momento sin tiempo, y al que yo suelo ir con tres respiraciones profundas y conscientes, porque ese Instante Sagrado es el Momento Presente, un espacio sin pensamientos y en consecuencia, sin memorias, ese espacio es el Yo al que se refiere Mary Oliver.
Y es que vamos por ahí interpretando la vida en base a nuestras memorias, pero estudios científicos han demostrado que la memoria es un frágil estado cerebral de un momento pasado que debemos resucitar para recordarlo, y no es un registro fiel sino más bien inexacto y, a veces, inventado, por lo que si, como dice David Eagleman, “…a la hora de responder a la pregunta de quienes somos nos basamos tan sólo en los recuerdos, la identidad se convierte en una narración extraña, en permanente evolución y cambiante”.
La gran Maestra Dipa Ma, solía decir “Puedes elegir vivir tu vida desde tus memorias o desde la inspiración”.
Esa elección es nuestra, elegir interpretar las situaciones de la vida con el color de nuestras frágiles memorias, o vivir dándole la bienvenida a lo nuevo, en la inspiración que nace del momento presente para dejar que la vida nos sorprenda y poder «ir con calma, ser llenado con luz y brillar» .
Hasta la próxima,
Lourdes Vidal