“El hombre sabio nunca tiene prisa” decía Aristóteles refiriéndose a la necesidad de prestar atención a lo que estamos haciendo en cada momento.
Y es que los estudios demuestran que prestar atención deliberada (Mindfulness) al momento presente mejora nuestra salud mental y física, reduce la ansiedad y el estrés y nos permite ser más amables y tolerantes, en definitiva podemos vivir nuestra vida más plenamente.
Personalmente, creo que la meditación es una valiosa herramienta que requiere un esfuerzo diario, pero es algo muy personal y puede tú te identifiques más con Mary Oliver en su precioso poema “On Meditation, Sort of“(que puede traducirse como: “Sobre la meditación o algo así”) cuando dice:
“La meditación, según he escuchado, se logra mejor si tienes cierta postura estricta. Francamente, prefiero simplemente descansar debajo de un árbol.
Entonces, ¿por qué debería pensar que alguna vez podría tener éxito?…”
Así que, si la meditación no acaba de ser lo tuyo, recuerda que cuando hablamos de meditación sólo nos estamos refiriendo a una técnica y que puedes “ESTAR PRESENTE” y conseguir CALMA en tu vida aunque no medites, ya que al fin y al cabo la atención plena es un estado de ser y puedes practicarla en todos los momentos de tu día, así que te paso algunas de las prácticas que yo utilizo:
1.- Caminar por la naturaleza:
Aprovecha si estás en la playa o en la montaña y sal a pasear sin tu móvil y focalízate en observar, escuchar, oler y sentir.
2.- Haz Yoga lentamente:
Elige un Yoga lento, observa tu respiración en la quietud de las asanas cuando te pares en ellas y escudriña las sensaciones que te va regalando tu cuerpo a lo largo de la práctica. Si es una clase de grupo, olvídate del resto de la gente de la sala porque eres tú, tu cuerpo, tu mente y tu respiración y, cuando alcances cierta concentración, deja de «hacer» asanas, “conviértete” en ellas.
3.- Busca gente que hable despacio y entabla una conversación con ellos:
Dedícate sólo a escuchar, siendo consciente de los espacios que esa persona crea entre sus palabras y entre sus frases. Sólo eso te permitirá convertir esa conversación (o monólogo, porque se trata de dejarle hablar y escuchar)en una meditación.
4.- Asómate al cielo por la noche:
Si estás fuera de la ciudad, aprovecha y siéntate, o mejor, túmbate a observar un cielo estrellado y deja que la propia «PRESENCIA» de este espectáculo natural te invada.
5.- Escucha la naturaleza :
Si es de día y estás en la ciudad, intenta identificar el canto de los pájaros en medio del ruido de los coches.
Si estás en el mar, escucha las olas, las gaviotas…
Si es la hora de la siesta, escucha el silencio de las cinco de la tarde, es la hora del silencio profundo del caer del día. Escucha con atención, estés donde estés porque lo oirás.
Si es de noche y tienes la suerte de tener grillos alrededor, escucha su canto con toda tu atención, notarás cómo ese sonido calma tu mente y te lleva a un silencio misteriosamente profundo.
Hasta la próxima,
Lourdes Vidal