VER MÁS

Cuando llega un punto de inflexión a tu vida es que te estás cruzando con tu destino.

El problema es que cuando eso ocurre, a través de una enfermedad, un abandono, una pérdida, un cambio de vida, etc, permanecemos bloqueados en nuestras creencias de que la vida «me está haciendo esto a mí» y empezamos a resistirnos, olvidando fluir al ritmo del ritmo de la vida, como dicen los budistas.

Con el tiempo, empezamos a entender que la vida es un despliegue de oportunidades a nuestro favor y es entonces, cuando queremos ser capaces de «ver con más claridad» para elegir bien, para tener el coraje de quedarte en el sitio cuando la vida llega contundente, para no perderte cuando te deja descansar y para abrazar cada momento con la consciencia, como dice Elisabeth Kubler-Ross, de que sólo hay que vivir las situaciones en que nos pone la vida porque eso es un maravilloso regalo que nos hacemos a nosotros mismos.

Elegir bien implica dejar de pensar que una elección demoniza la otra, y más bien cuidar los pasos que debemos dar y empezar a darlos con la tranquilidad de que si nos equivocamos, es parte del proceso y no pasa nada porque la vida es nuestra mejor aliada y sencillamente, nos guiará hacia la dirección correcta.

Siempre somos guiados, sólo hay que ver más y escuchar más y eso implica presencia, y el camino para afinar nuestra habilidad en ello eso es permitirnos el silencio de vez en cuando.  

Lo más interesante de todo este proceso es cuando descubres que todo lo que te ocurre en la vida es perfecto, porque es justamente lo que necesitas, o incluso más de lo que necesitas. Nada es un error, sucede justo lo que necesitamos, y cuando entendemos esto, la vida es maravillosa.

“Ver más” es dejar de hacer juicios basados en el bien y el mal y aceptar, no de forma pasiva sino vinculándonos con la vida, dejando de intentar que ésta se adapte a nuestros planes. “Ver más” viene acompañado de una cálida calma mental y emocional que nos lleva a dejar de preguntarnos ¿por qué a mí? y a cambiarlo por ¿por qué no a mí?, y cuando hacemos eso, la situación se convierte en una maravillosa experiencia.

La vida es una gran aliada, que siempre nos lleva a la prosperidad, y prosperidad nada tiene que ver con lo material y lo finito, prosperidad es un estado de consciencia en el que sabes quién eres, y cuando experimentas eso, tu vida deja de surgir de la necesidad para surgir de la plenitud de la presencia y es entonces cuando no tienes que ir a ningún lado, porque TODO, absolutamente TODO, te habla.

La Rendición lleva a la Perfección, dice el Tao Te Ching.

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal