Ser perfecta Yoga oyoga

Mi plan es ser perfecta

By Oyoga
In junio 9, 2015
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En una de las frases que me llegó en Facebook, de esas plasmadas en una bonita foto, se leía: Mi plan no es ser perfecta, sino ser feliz

Me quedé pensando un rato sobre aquello….¿pero qué era ser perfecta ?… en realidad, no era una frase tan simple.

La perfección o imperfección viene determinada por la perspectiva mental de cada uno, y la perspectiva viene condicionada por el nivel de conciencia en el que estemos. Cuando más elevado sea el nivel de conciencia, más perfección veremos en nosotros y en los otros, porque cuando accedes a lo más alto de tu Ser, empiezas a percibir, más allá de las apariencias, el alma de los otros y por supuesto, tu alma.

Nacemos perfectos, llevamos en nuestros genes, y en nuestra alma, todas las
 características que necesitamos para recorrer el camino que tenemos que andar
 cada uno, y cada camino es diferente.

A pesar de esto, el mundo se encarga, desde que somos pequeños, de advertirnos sobre nuestras “imperfecciones”, aquello que es diferente en nosotros y que por tanto no gusta. Y lo hacen nuestros padres, nuestros amigos, nuestra pareja, nuestro entorno….todos ellos se van encargando de ir modelando la máscara con la que decidimos vivir, escondiendo nuestras “imperfecciones·, para poder agradar, encajar o ser amados. Y cuando hacemos eso, comienza un camino de dolor y espera, que nos va envenenando la existencia en la búsqueda de caricias, amor y valorización externa.

Pero lo que el mundo juzga como imperfecto en nosotros, no son sino las características especiales que nos hacen únicos y perfectos para nuestra misión, y que fueron cuidadosamente elegidas por Dios, la Energía Universal Creadora, el Universo, el Campo Cuántico, la Conciencia Universal…,como te guste llamarlo, para permitirnos realizar nuestro destino.

Cuando les damos la espalda y las escondemos, obedeciendo a los juicios externos para intentar ser quienes otros quieren que seamos, dejamos de querernos a nosotros mismos y pasamos a ponernos a merced de los otros, con la consecuencia de que lo único que despertamos en ellos, es el desprecio y la indiferencia. Porque lo cierto es que, como dice Candance Pert, somos moléculas de emoción, y nuestros miedos y emociones de supervivencia, están en nuestro campo energético, vibrándole al mundo lo poco que nos valoramos. Y buscamos entonces amor, valorización y atención fuera, porque nos la hemos negado dentro. Pero la cuestión es, ¿quien nos va a querer, valorar o cuidar, si nuestra vibración dice que nosotros mismos no nos queremos ni nos valoramos? ¿quién querrá hacerlo a sabiendas de que nosotros no lo queremos hacer?

Esa herida que llevamos con nosotros desde pequeños y que nos empobrece  el regalo de la vida, solo espera ser sanada algún día. Y la sanación viene de tomar conciencia de la perfección de lo que el mundo ha juzgado como “nuestras imperfecciones” y de sacarlas a la luz, abrazándolas con entusiasmo y amándolas por hacernos únicos.

Tenemos que volvernos hacia nosotros mismos, hacia nuestras imperfecciones, aquello que nos hace diferentes, y  en consecuencia perfectos, para amarlas por encima de los limitados juicios externos. Y no se trata de repetir absurdamente “Yo me quiero”, se trata de volver al momento en el que “las traiciones de la vida nos abrieron por dentro, y optamos por darnos la espalda a nosotros mismos, al decidir ser como el mundo quería que fuéramos, para desde ese lugar, empezar a amar aquello que fue criticado porque nos hacía diferentes. Se trata de mirar desde el alma para ver la absoluta perfección con la que fuimos hechos cada uno y resignificar el para qué de esa diferencia.

Para hacer eso, tenemos que entrar en el silencio, para elevar la conciencia y mirar desde el alma, y eso solo podemos hacerlo permaneciendo en el momento presente, aquí y ahora. Porque el amor, la sanación y la curación solo ocurren en el momento presente, no en el pasado y no en el futuro.

Porque continuar viviendo de espalda a quienes realmente somos, nos aleja de
 nuestro camino y nos desfragmenta, oscureciéndonos el alma, y es seguro que
 no hay nada más poderoso para el ser humano que el reflejo de su propia alma,
 porque ese reflejo está lleno de perfección.

Que osadía la de este mundo estúpido de decidir sobre la perfección o imperfección….pero ¿quien decide eso? ¿una mayoría? y ¿en base a qué? a veces ni siquiera es la mayoría, pero lo que es seguro es que los que lo han decidido, son los que no pueden ver más allá de sus apariencias porque no han accedido aún al tesoro de su alma, para poder mirar desde ahí y ver la perfección que le da sentido a cada vida. Somos perfectos, todos, solo tenemos que ser capaces de verlo y de permitirnos ser esa perfección.

El bello poema “la Invitación” de Oriah Mointain Dreamer dice:

“…Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores.

 Quiero saber si puedes vivir con el dolor, e mío y el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.

 Quiero saber si puedes ver la belleza, aún cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia ..:

¿Que cuál es mi plan?, “Mi plan es ser perfecta y, en consecuencia, feliz”

Hasta la próxima,

Lourdes Vidal

OYOGA SEVILLA

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