No intentes parecerte a nadie
Para mi, una de las etapas más confusas en el comienzo de la práctica meditativa fue la insistente tendencia que tenía mi mente por querer alcanzar determinados objetivos y estilos de vida, vinculados con esta nueva etapa que apareció en mi.
A pesar de que la persecución de objetivos en la meditación no es recomendable, tendemos a idealizar y disfrazarnos de esos modelos “espirituales“, y con esto parece que le damos una mayor legitimidad a lo que suele suponer una incesante y sutil búsqueda de determinados roles en nuestro quehacer diario.
Tendemos por tanto a identificarnos con tal o cual persona, que ha sido o es un referente “espiritual“ para nosotros, e incluso podemos adoptar cierto cambio de vestimenta, de hábitos o quizás incluso de forma de hablar.
Pero la meditación no te cambia tu personalidad, y si eres una persona aventurera, lo seguirás siendo; si eres casero, lo seguirás siendo; si eres impulsivo, igualmente o, si eres tranquilo, eso no va a cambiar. La meditación te va a pulir poco a poco los desfases – sobre todo emocionales- que te descentran y te desbordan en las actitudes anteriores, pero seguirás siendo tú.
Mi consejo es que dejemos actuar a la meditación, que dejemos que ella nos vaya lenta, pero inexorablemente, moldeando, que seamos testigos de cómo la práctica nos va puliendo poco a poco, muy lentamente, hasta que empecemos a vislumbrar ese diamante que no es más que uno mismo. Eso que ya estaba ahí.
En la gran mayoría de los casos, este proceso va a ocurrir muy, pero que muy lentamente, casi ni lo vas a notar, y te sorprenderá sin duda, pues el resultado aparecerá más tarde de lo que esperabas y de una manera que tampoco pensabas.
No hace falta disfrazarse de espiritual, ni cambiar de hábitos, ni raparse el pelo, tampoco volverse vegetariano, ni colocar una sonrisa permanente en nuestra cara, solo deja que la practica diaria te sorprenda sin provocar ninguna similitud con nadie en absoluto. Eso solo te va a retrasar en lo que realmente te vas a convertir.
Que nadie sea un referente, no hay que imitar ni seguir a nadie, la práctica de observarte en silencio durante la meditación te va a hacer tan libre y autosuficiente, que no vas a necesitar nada de eso.
Por tanto y, aunque es cierto que hay que aprender ciertas técnicas y, por tanto alguien te las tiene que mostrar, no hay que parecerse a nada ni a nadie, ni siquiera a lo que tu crees que eres tu mismo, estamos en constante cambio, deja que la vida y la meditación te vayan dando la oportunidad de observar ese cambio gradual. Y si alguna vez te encuentras forzando un personaje, toma consciencia y suéltalo, al igual que sueltas los pensamientos durante la meditación, de la misma manera.
Todo llega cuando tiene que llegar y no cuando uno quiere, las prisas son malas consejeras.
Sergio Naranjo